Cuando se vive en el marco de una comunidad, sea un edificio, una urbanización, una vecindad, un barrio, etc., todos los individuos coexisten y se interrelacionan, compartiendo espacios físicos: parques, aceras, rutas, vías, servicios, y demás. Las necesidades y requerimientos comunes a cada grupo familiar que comparten dichos espacios físicos se vuelven tan importantes como los individuales y particulares, e incluso más cuando afectan ya a un gran número de habitantes no sólo de ese espacio reducido, sino ya a toda una colectividad.

Partiendo de esta premisa comunitaria y colectiva, cualquier idea o proyecto debe tener como punto de partida, dentro del marco para su desarrollo y en la meta final del mismo al colectivo, a la comunidad donde todos estos individuos y familias comparten de manera cotidiana, aún si no se está consciente de ello, tanto si se conocen entre sí como si no.